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3 Culturas asiáticas y su riquísima cocina

Malasia Viajes | Malacca

¿Merece la pena ir a Malacca? ¡Juzgarlo vosotros mismos! Una vez que decides ir a Malasia, un país distinto a cualquier otro en el que hayas podido viajar, queda elegir las escapadas adecuadas para profundizar aún más, si cabe, en la cultura auténtica del destino.

Malaca

Apoyado en un árbol Melaka, vió como un ciervo ratón (longitud de 60cm) le dio una patada a uno de sus perros de caza. Entonces decidió construir aquí...Leer más

Miles de ciudades, centenares de excursiones y decenas de posibilidades para conocer Malasia, y sin embargo, una elección clara: Malacca. La fusión de las distintas culturas que forman parte de la vida del país se deja ver perfectamente en este pequeño pueblo al sur de Kuala Lumpur.

La excursión tuvo lugar en nuestro tercer día de viaje. A las nueve de la mañana nuestro guía español nos recogió en el hotel para acompañarnos a lo que él llamó uno de los “tres straits” del país. La explicación a esto sería que Malacca junto a Georgetown y Singapur es uno de los lugares donde se asentaron los descendientes de los chinos, y  se mezclaron con los locales malayos. Esto dio lugar al establecimiento del comercio ultramarino como nueva potencia desde finales del siglo XV.

El camino hasta Malacca no se hizo largo, en aproximadamente dos horas llegamos a nuestro destino. Las carreteras por las que viajamos poco tienen que envidiar a las autopistas españolas, eso sí, lo más curioso es que se conduce por el lado contrario. Lo que más me sorprendió de Malacca fue su gran riqueza cultural, si cierro los ojos todavía puedo recordarlo como si estuviera allí; paisajes coloridos, gente cercana y sonriente, y calles en las que se pueden descubrir cosas maravillosas casi sin pretenderlo. Una prueba de ello sería la calle Temple St. En tan solo 150 metros tuvimos la suerte de poder disfrutar de la belleza del templo Sri Poyatha Vinayagar Moorthi, de origen hindú; de la mezquita Kampung Keling, perteneciente al siglo XVIII; y del templo budista más antiguo del país que lleva el nombre de Cheng Hoon Teng. Pero ahí no quedó la cosa, ya que la visita continuó hacia la Iglesia de San Pedro, que es la iglesia más antigua de toda Malasia; y hacia el mayor cementerio chino ubicado fuera de China y que data del siglo XVIII.

Además de todo lo relacionado con el ámbito religioso, el guía también quiso mostrarnos in situ la influencia que ha depositado en el entorno cada mandato político. Ejemplo de ello podrían ser: los monumentos británicos, holandeses y portugueses que se entremezclan entre sí. Tal es la riqueza de esta variedad que por momentos te cuestionas en qué siglo te encuentras, o bajo qué régimen político estás. Pero sin ninguna duda, si tuviera que resaltar algo que me impactó sería el mercado chino, sus colores, sus olores a especias… no sabría bien como describirlo, porque estoy seguro de que me quedaría corto con cualquier cosa que dijera, aquello es otro mundo en el que se puede encontrar casi todo lo que te propongas. Lo que sí que destacaría sería la amabilidad de los comerciantes, ¡Así da gusto comprar!

Tras la visita matutina, fuimos a comer a un restaurante que habían reservado para el grupo y que tenía como objetivo principal que degustásemos la comida Nonya-Babba, la cual consiste en preparar los alimentos mezclando sabores chinos, malayos y otros condimentos como el comino, el cilantro y la leche de coco. Cada bocado era una explosión de sabores. Después de comer, continuamos la visita dando un paseo por Jonker Street, donde compramos algunos souvenirs en el mercado… Es imposible no caer en la tentación de gastar unos Ringgit (moneda local) en llevarte algún recuerdo de la zona, y más con lo económicos que son y la gran variedad de artículos que hay para elegir.

Ahora en España es cuando me doy cuenta de lo que se puede aprender en un único día, siempre y cuando tengas un buen guía y la disposición adecuada para sacar el máximo provecho de tu visita. Malacca te da la oportunidad de convertirte en un “experto” en la cultura peranakan e ir un poco más allá en la forma de vida de aquellos comerciantes que asentados en la zona hace 400 años se casaron con mujeres locales (baba en masculino, nyonya en femenino), y fueron capaces de desarrollar su propia cultura y con ella su propia cocina, ¡¡TOTALMENTE IRRESISTIBLE!!

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