"Olfatead esta planta“. Nos arrodillamos y olisqueamos las hojas verdes de la planta, que crece alrededor de nosotros a una altura de 30cm y que se parece un poco a las plantas del salón de casa. ¿Huele muy fresco, no? Es un tipo de jengibre y a los elefantes aquí en el Belum Rainforest les encanta pisotearlas y revolcarse en ellas para refrescarse.
Nuestro guía Elyas, que nos lleva de excursión por el Royal Belum Rainforest, tiene mucho que contar. Con su mirada de águila nos señala con su inglés fluido las plantas exóticas, orugas inmensas enrolladas, arañas, mariposas y otros habitantes de la jungla, todos perfectamente adaptados a su entorno, que nunca descubriríamos con nuestros ojos metropolitanos.
Belum Rainforest
Este parque nacional alberga una de las selvas tropicales más antiguas del mundo, más de 130 millones de años de edad y ofrece todo lo que busca un ...Leer más
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Muchos de los animales utilizan técnicas de camuflaje para protegerse de los enemigos, a los que pertenecemos en el fondo, nosotros también como intrusos en la selva. Pero Elyas está atento a que no nos desviemos de los caminos marcados y nos movamos con pasos cautelosos. Lo cual no es muy fácil, porque el camino es resbaladizo, nos lleva campo a través, atravesando pequeños arroyos y charcos, y muchas veces andamos con la mirada hacia arriba, observando fascinados como juegan los rayos de sol en las copas de los árboles. La población de pájaros y aves coloridos es impresionante y tenemos la gran suerte de poder ver un Hornbill. Su nombre se refiere al ave del cuerno naranja que crece encima de su pico. Ese "look" nos recuerda un poco a Elvis Presley.
Menos suerte tenemos con uno de los elementos de publicidad favoritos para el Royal Belum Rainforest – la Rafflesia, a la que vemos solamente en modo de letargo. Hasta 10 meses necesita esta planta carnívora para llegar a florecer durante solamente 1 semana. Después se muere y lo que queda es un bulbo negro baboso. Ya en la cena de anoche en nuestro Hotel, el Belum Rainforest Resort, un matrimonio mayor de Kuala Lumpur nos había comentado que estas plantas huelen fatal. Con ese hedor atraen a los insectos para la polinización y crean con su corta vida de floración la base para la nueva vida – un complejo círculo de vida donde el único testigo es la jungla vayas dónde vayas.
Las plantas crecen, florecen, alimentan a otros, se mueren y sirven así a otros animales y plantas, que nuevamente florecen y se mueren. El ecosistema aquí lleva funcionando así más de 130 millones de años y eso convierte al Royal Belum Rainforest en uno de los bosques tropicales más antiguos del mundo.
Después del primer paseo se abre la jungla y llegamos al asentamiento de los Orang Asli. Los niños vestidos con camisetas de colores y zapatillas de adidas nos están saludando desde las casas elevadas construidas de madera y bambú y parecen estar acostumbrados a recibir a visitantes occidentales. Pero eso no disminuye el interés de nuestra experiencia, porque aunque no vivan completamente aislados mantienen sus tradiciones, van a cazar con cerbatana y saeta envenenada y viven de lo que les da el cercano lago Temenggor.
De vuelta en la selva con sus continuos ruidos de crujidos, cantos, aleteo y murmullo como telón de fondo, Elyas vuelve a contar los habitantes felinos que viven en esta zona. Justo cuando vuelvo a pensar en la palabra elefante, mi amiga me da un toque, pone cara de sorprendida y señala al suelo donde se pueden ver justo delante de nuestros pies huellas de elefantes. Elyas dice que no son muy recientes y que el animal seguramente no estará detrás de la siguiente liana, pero nuestro nivel de adrenalina sube y nos miramos con una sonrisa algo miedosa. Cuando uno está de excursión por la jungla con Elyas, se siente bien protegido y casi se olvida que estamos en el medio de la naturaleza salvaje – una sensación muy emocionante.